Bellísima imagen, obra cumbre del periodo clásico de Gregorio Fernández, quien la tallara en torno al año 1619.
Perteneció a un conjunto procesional denominado del Azotamiento, tallado por el maestro lucense para la Cofradía de la Vera Cruz de Valladolid. Las imágenes secundarias del conjunto han desaparecido con el tiempo.
Hasta tal punto caló la expresión doliente de Jesús, es tan real y bella su mirada que, ya pasados varios siglos, se sigue repitiendo la leyenda de que habiendo acabado el maestro ya la imagen, Jesús habló al artista y le dijo. "¿Dónde me miraste que tan bien me retrataste?", Gregorio Fernández respondió, "Señor, en mi corazón".
Majestuosa y admirable efigie del Señor salida de las gubias del memorable Gregorio Fernández hacia 1621. La imagen fue encargada por D. Bernardo de Salcedo para ser donada a la antigua cofradía del Stmo. Sacramento y Ánimas.
Es, sin duda, una de las obras más bellas y logradas del artista. Una imagen única de la que emana fuerza y realismo.
Es propiedad del Arzobispado de Valladolid y puede contemplarse en el Museo Diocesano y Catedralicio de dicha ciudad.
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